Hola a todos!
A medida que pasa el tiempo entiendo que nada es azar en esta vida. No se cuantas veces he pasado por la misma web y no haber leído, por lo menos con detenimiento, este artículo que comparto con todos ustedes y que desde hoy engalana KOKYU-DOSA.
Tengo mis críticas en cuanto a la forma de este artículo. Me parece muy largos los párrafos y de alguna manera le resta agilidad al texto, pero en el fondo comparto cada palabra.
No es que tenga problemas, pero llevo 3 días leyendo, releytendo y volviendo a leer este escrito y es que cualquier cosa relacionada con una meta en la vida como lo es el Aikido, que empiece y termine con tamaña aseveración debe terminar en buen puerto: "Aikido es trabajo duro"
Que disfruten...
Extraído de: http://aikidovalencia.es/archivo/yamaguchi-sensei-el-aikido-es-trabajo-duro/
A medida que pasa el tiempo entiendo que nada es azar en esta vida. No se cuantas veces he pasado por la misma web y no haber leído, por lo menos con detenimiento, este artículo que comparto con todos ustedes y que desde hoy engalana KOKYU-DOSA.
Tengo mis críticas en cuanto a la forma de este artículo. Me parece muy largos los párrafos y de alguna manera le resta agilidad al texto, pero en el fondo comparto cada palabra.
No es que tenga problemas, pero llevo 3 días leyendo, releytendo y volviendo a leer este escrito y es que cualquier cosa relacionada con una meta en la vida como lo es el Aikido, que empiece y termine con tamaña aseveración debe terminar en buen puerto: "Aikido es trabajo duro"
Que disfruten...
Extraído de: http://aikidovalencia.es/archivo/yamaguchi-sensei-el-aikido-es-trabajo-duro/
Nota. las fotografías fueron colocadas por el editor del blog.
A veces un encuentro puede cambiar completamente nuestra vida., deja
una impresión tal que luego no puede ser borrada en el tiempo. Para mi,
tal extraordinario evento fue encontrar a Sensei Seigo Yamaguchi
(1924-1996). Asistí solo a dos seminarios dirigidos por èl, de los
cuales entendí muy poco. Sin embargo, la facilidad con la que ejecutaba
las técnicas y la inusual belleza de los movimientos agitó en mi
interior un deseo irresistible de seguir ese mismo camino, aún si no
pudiera lograr llegar muy lejos. Hasta hoy, todavía no conozco cual era
el propósito que esto conllevaba, pero había en mi un tipo de anhelo por
este fenómeno inusual, que era el Aikido de Sensei Yamaguchi. Soy
afortunado de ser estudiante de Sensei Christian Tissier- uno de los
mejores estudiantes de Sensei Yamaguchi. También conocí algunos otros de
sus sobresalientes estudiantes: Seishiro Endo (1942 – ) y Masatoshi
Yasuno (1948 – ).He escrito acerca de ellos en el articulo “haciendo
dedo hacia Sensei” Budojo nº1
El aikido de Sensei Yamaguchi está siempre presente en la instrucción
de sus estudiantes, aunque estas difieran mucho entre si. El podía
sacar a la luz lo mejor de cada uno de sus estudiantes, sin embargo no
deseaba que ellos lo imitaran. Cuando sus estudiantes partieron a
enseñar Aikido en otros países, no estaban en posición de enseñar su
Aikido, lo cual podría parecer obvio, pero él los colmó de conocimiento,
que luego ellos fueron incapaces de reproducirlo como una copia. Ellos
tuvieron los cimientos sobre los cuales podrían construir luego sus
propios edificios, sólo podrían hablar en su propio nombre, él quiso que
fueran ellos mismos. No podía tolerar seguir a la multitud. Yamaguchi
valoraba a la gente que tenía una propia opinión y que eran capaces de
sustentarlas. Nunca se inclinó en la autoridad de Osensei. El decía
“Osensei es Osensei y mi nombre es Yamaguchi”, esto no significaba que
no valorara a su propio maestro, por el contrario, sentía que uno debía
asumir la responsabilidad de sus propios actos, por lo cual ésta luego
pasa a otros. Apoyarse constantemente en la autoridad del maestro de
uno, era visto por él como una falta de madurez, ya que si alguien
quiere enseñar a otros, entonces uno primero debe crecer, para dar
entonces ese conocimiento y la habilidad que ha recibido a las próximas
generaciones. Uno debe saber como “escapar” de debajo del cuidado del
maestro, para ver con ojo critico lo que ha aprendido, la técnica de
Sensei Yamaguchi no es transferible, fue dada exclusivamente a él, pero
que le permitió construir algo propio. Cada uno es diferente y cada uno
practica aikido en su propia manera. Para hacer esto, sin embargo, se
debe tener una guía, Sensei Yamaguchi fue un guía. El no quiso tener
imitadores, pero si sucesores que siguieran su propio camino. La
relación entre maestro y estudiante es algo especial, basada en una
profunda confianza.
Sensei Yamaguchi se convirtió en estudiante de Osensei en 1950.Antes
había intentado entrar a trabajar como empleado publico, había pasado el
examen, capacitándolo para trabajar en el gobierno. Su interés era el
de manejar asuntos públicos o trabajar en la esfera de las relaciones
internacionales, también consideró la posibilidad de trabajar en una
gran empresa constructora. Al final decidió viajar, posiblemente a
Europa.
Nyoichi Sakurazawa (George Osawa 1893 – 1966), el creador de a
macrobiótica, quien fue amigo de su padre y también un amigo cercano de
Osensei, le aconsejó que antes de viajar se familiarizara con alguna
forma tradicional del arte japonés. Este le dio una carta de
recomendación para Morihei Ueshiba. Encontrarse con tal extraordinaria
figura fue decisivo para el resto de la vida de Seigo Yamaguchi, se
volvió uchideshi de Osensei y decidió enfocarse exclusivamente en el
Aikido. Esto fue una elección bastante inusual. Eran los difíciles
tiempos de la post guerra, las personas no se interesaban por el Budo,
solo por cosas vitales .Sensei Yamaguchi se volvió el primer maestro
profesional del aikido, no tenia otra ocupación. Luego la situación
cambio, porque la gente progresivamente comenzó a practicar artes
marciales, resultando de esto el resurgir de nuevos clubes, y el aikido
se volvió popular. Sin embargo al momento de la decisión de Yamaguchi
Sensei esto no era así. Es necesario tener una visión en la vida de que
es lo que uno quiere hacer, Yamaguchi decidió ir por el camino señalado
por Osensei. Ciertamente la destreza de tomar decisiones maduras, y de
no ir por el camino fácil, e ir separando cosas importantes de otras
triviales, le ayudó a Sensei a sobrevivir durante la guerra. Cerca del
final de la guerra estaba en una escuadra kamikaze. Fue llamado a la
acción, y muchos de sus amigos murieron. El estaba preparado para seguir
esa huella, y tendría que haberlo hecho si la guerra no hubiera
terminado antes. La misión no llegó a materializarse, pero es imposible
que esto no haya influido en el resto de su vida.
Sensei Yamaguchi tenia una memoria fotográfica, él podía fácilmente
repetir cada movimiento que hubiera observado. Osensei no explicaba las
técnicas, simplemente las mostraba, todo tenia que ser descubierto por
uno mismo. Esto es ciertamente más difícil, pero permanece en nosotros
por siempre. El movimiento no es forzado por nadie, se vuelve nuestro
movimiento, Sensei Yamaguchi capturaba esto como un rayo. Luego de solo
dos años comenzó a enseñar, fue por su propio camino, pero manteniendo
un fuerte lazo de unión con su maestro y un profundo respeto por él. El
mismo se volvió un maestro muy popular, y tuvo muchos estudiantes no
solo en Japón, sino también mas allá de las fronteras, Dirigió numerosos
seminarios en Europa (primeramente en Francia, en Paris, pero también
en Alemania, en Manheim, en Gran Bretaña en Oxford, en Suiza, Bélgica,
Dinamarca) en Estados unidos y en Sud América (Brasil, Argentina,
Uruguay). Desde 1958 al 1961 enseñó aikido en Burma, en el Aikikai Hombu
Dojo en Tokyo condujo clases especiales para personas de alta
graduación. Nadie podía entender su técnica, aun maestros del Hombu dojo
con altos grados no eran capaces de imaginar como, sin el mas mínimo
esfuerzo, era capaz de ejecutar cualquier técnica sin importar el tipo
de ataque ni la persona que atacaba. En los ojos de la mayoría de los
estudiantes de Osensei de la segunda generación era considerado un genio
del Budo. Rara vez sucedía que maestros del Hombu Dojo atendieran sus
propias clases, algunos de ellos, sin embargo, asistían a clases de
Yamaguchi Sensei, lo cual era un inusual signo de respeto. Incluían
entre otros a: Masando Sasaki (1929) Mitsugi Saotome (1937) Yoshimitsu
Yamada (1938) y Kasuo Chiba (1940). Muchas personas sentían que
Yamaguchi, debido a su gran popularidad y técnicas inusuales, debía
crear su propia escuela de aikido, sin embargo no lo hizo. Consideraba
que las divisiones no tenían sentido. Era respetuoso de la memoria de
Osensei.
Sensei Yamaguchi tenía un carisma inusual y un gran don de la
instrucción, era un verdadero maestro de las artes de la lucha. Hasta
que no se conoce a un hombre como él, uno no puede saber cabalmente que
significa esto. Es usualmente atribuido a famosas figuras del mundo de
las artes de combate, muchas veces no es una evaluación justa, ya que
están basadas en leyendas más que en la realidad, la cual permanece sin
ser conocida. A veces conferimos este nombre a maestros aun vivos, quizá
por la brecha que nos divide de ellos en términos de técnica, de
experiencia en el área respectiva. Sin embargo sucede que etiquetamos a
alguien naturalmente, como si esto fuera algo obvio, lo cual nadie
pudiera dudar. Este fue el caso con Yamaguchi Sensei. Nadie miraba que
grado le había sido conferido. Lo importante era que él era Sensei
Yamaguchi. Algunos quedaban fascinados por su inusual efectividad,
aunque pareciera que no hubiera razones para esto mas allá. Parecía como
si en la ejecución de las técnicas del Aikido no obedeciera ninguna
regla: no tenía el control de la distancia, había un alto centro de
gravedad, al parecer con movimientos torpes, inclinándose. Él hizo todo
lo que a los principiantes se les pide evitar. Para el observador
externo parece que las técnicas no fueron ejecutadas en la realidad, Uke
imitaba y toda acción consistía en un juego entre ataque y respuesta.
Muchas veces he escuchado esas opiniones, incluso de aikidokas sentados
en las sesiones. Sin embargo, era otra cosa, todos los que alguna vez
han tenido el honor de atacar a Yamaguchi sensei estaban convencidos de
ello, independientemente de la potencia, velocidad, movimiento, momento y
otros aspectos del ataque, el resultado era siempre el mismo: aterrizar
en el tatami más rápido de lo que uno se puede imaginar, a menudo sin
siquiera darse cuenta de cómo sucedió. Yamaguchi Sensei nunca corregía
el ataque. Cada ataque era aceptado, y también el atacante. Esto estaba
lleno de armonía, en cumplimiento del Aikido.
El ataque del maestro no era obvio, había entonces ansiedad por el
resultado del ataque, que eventualmente llegaba del atacante. Sensei
Yamaguchi en el Dojo parecía ser poderoso, fuera de el, solo se mezclaba
con la multitud. Quien hubiera sido lo suficientemente afortunado como
para atacarlo varias veces, no tenia ansiedades, sabría que sensei se
ocupaba de todo. Solo alguien que haya sentido la ejecución sin fuerza
de una técnica en respuesta a su mejor ataque, quizá pudiera entender
que tan inusual es el arte del Aikido. Unos pocos aikidokas pueden
presumir de tal experiencia. Los estudiantes de Sensei Yamaguchi tienen
esa suerte.
El maestro en las artes del combate enseña durante su vida entera, la
enseñanza no solo tiene lugar en el tatami. Este tiene una rica
individualidad y esta fuertemente conectado con sus estudiantes. Sensei
Yamaguchi tenía dos vicios: café y cigarrillos, al primero logró
dejarlo, con el segundo desafortunadamente no pudo. Yamaguchi pasaba
todos los días en cafés. Usualmente volvía ahí luego de la práctica
matinal y se quedaba hasta la tarde. Y junto con él, muy a menudo,
aparecían sus estudiantes. Sensei Yamaguchi era un hombre de
aprendizaje, su padre fue director de una escuela pública y tenia muchos
libros a los cuales su hijo amaba leer. Historia, literatura, filosofía
– esas eran sus áreas de interés. Podía hablar animadamente acerca de
esos temas. Y si entonces algún estudiante se decidiera a unirse a la
conversación, debía estar seguro de si mismo para no parecer un tonto.
Estas conversaciones sustancialmente moldeaban y daban forma a los
estudiantes de Yamaguchi sensei. Conversaciones con el maestro, y sus
cuentos en el café, tuvieron para ellos por lo menos tanto sentido como
lo aprendido sobre el tatami. Para todos los que pasaron tiempo con él,
quedó en claro que lo que valoraba mas era encontrarse con la gente,
estar en compañía de otros. A menudo reflexionamos acerca de las cosas
que hemos hecho en la vida, las cuales son las más importantes, las que
dejaremos atrás en nuestro paso por este mundo. Recordamos diferentes
hechos y eventos, pero a menudo encontramos que lo que realmente importa
es la gente que hemos tenido la suerte de conocer. Sensei Yamaguchi no
se preocupaba especialmente acerca de las condiciones materiales, él
siempre, sin embargo, encontró tiempo para conocer a otras personas.
El trataba al aikido de manera extremadamente seria. A una de sus
sesiones de entrenamiento para personas de al menos 4to dan, luego de un
par de sesiones exhaustivas, les preguntó a los participantes que era
el aikido, varias respuestas les fueron dadas: la filosofía de la vida,
el arte del movimiento, el camino de resolver conflictos, el arte de
luchar o aun el camino del auto desarrollo. Yamaguchi declaró; “Aikido
es trabajo duro”!. En cada respuesta había una porción de la verdad,
pero sensei quería hacer énfasis en que la única manera de buscar la
verdad era en el entrenamiento intensivo. Aikido es el lenguaje del
cuerpo, y no puede ser entendido teóricamente, la conversación es
importante, pero el trabajo es lo más importante. Y sin embargo no
depende completamente del esfuerzo, el asunto no es solo terminar
cansado, pero también, y quizá lo primero de todo, es siempre estar
listo para aceptar algo nuevo. Una concentración constante es necesaria,
no para repetir viejos movimientos, sino para aprender nuevos.
Usualmente no escuchamos lo que el maestro dice y no vemos lo que está
siendo mostrado. Basta con que escuchemos algunas bien frases conocidas
que nos atrapen y al resto lo adaptamos a lo que ya aprendimos
anteriormente. Nosotros descansamos sobre nuestros viejos hábitos.
Sensei Yamaguchi luchaba contra este tipo de actitudes las cuales eran
comunes entre aikidokas. El demandaba atención diligente y
constantemente repetía que el ejercicio “debía tener el espíritu de
principiante”, siempre percibía la falta de concentración de sus
estudiantes.
Todos los presentes en la práctica querían ser tomados como Ukes, o
ser llamados a una presentación de una técnica o de un grupo de ellas,
porque el maestro raramente desarrollaba una sola técnica. En hombu dojo
a sus sesiones de práctica asistían varias personas y sensei yamaguchi
usualmente tenia a dos o tres como mismo uke, usualmente el desarrollaba
las técnicas con Yasuno Sensei, quien tenia un cuarto de su edad. Y si,
sin embargo, alguien dejaba de prestar atención, era llamado al momento
hacia el frente por Sensei .los Ukes potenciales estaban casi siempre
listos, aun Sensei Yamaguchi los llamaba en el momento en que no estaban
listos. Sus sesiones de entrenamiento estaban cargadas de pasión, no
sólo debía estar uno atento en la anticipación, sino también en la
práctica misma. Sensei Yamaguchi no distinguía técnicas, no las
analizaba, era mas bien un proceso, una conversación entre dos socios,
mas que un set dividido en técnicas, que constituían un todo. Una
técnica fluía suavemente en la otra, la previa determinaba la apertura
hacia la próxima. Sensei no trataba de ser espectacular, la técnica no
era para el punto en si mismo, ella servía como comunicación con el
compañero. Esto era un ejercicio en constante contacto. Cada movimiento
del compañero causaba una reacción en el otro, la conversación no podía
ser interrumpida.
Sensei Yamaguchi era muy estricto con sus mejores alumnos. De ellos
demandaba más que a todos, tenían que trabajar de la manera mas dura,
que podía ser arduo para ellos, pero él pensaba en el futuro. Sensei
Endo relataba que luego de diez años de entrenar Aikido tuvo una seria
contusión en el hombro derecho. Un día se encontró en un café con
Yamaguchi, quien le preguntó, “practicaste Aikido por diez años, pero
ahora sólo sos capaz de usar una mano, entonces…que vas a hacer?”,
movilizado por esta pregunta, Endo Sensei comenzó a practicar casi
exclusivamente bajo su dirección, sólo entonces comprendió que Yamaguchi
Sensei practicaba de una manera completamente diferente a la de otros
maestros, y era eso exactamente lo que mas se adecuaba a él. El maestro
le dijo, “aun si no comprendes lo que sugiero, confía en mi y
sacrifícate por otros diez años”. Diez años parecían ser una eternidad,
pero Sensei Endo le creyó y su aikido fue sometido a una transformación
completa, el lugar mas importante, aparte del Hombu Dojo donde Sensei
Yamaguchi enseñaba, era el Zoshukan en Shibuya, Tokyo. Fue hecho para el
Kendo, por lo que no había tatami, sólo los mas importantes estudiantes
practicaban allí. La falta de tatami significaba que durante la
práctica de las caídas era necesario mantener una completa
concentración. Sin perjuicio de esto, las técnicas eran hechas con total
velocidad, sólo había falta de aceleración en las proyecciones. Esto le
permitía al Uke de tomar la acción de detenerse en el ultimo momento y
completar una caída de manera usual. Esta manera de trabajar significaba
que cada momento de acción era esencial, la concentración no podía ser
perdida ni siquiera por un momento. El trabajo duro hecho en común
genera lazos profundos.
Aún los más grandes maestros del aikido ganaban muy poco dinero, así
que al final del año los estudiantes mas cercanos recolectaban dinero
para él, éste era un gesto simbólico, pero con una dimensión también
material.
El resultado de la dieta de Yamaguchi Sensei resultó en ulceras
intestinales, su doctor le recomendó una operación y afirmó que el
podría mantenerse activo por otros veinte años. Sensei Yamaguchi creía,
sin embargo, en un orden natural de las cosas. El no decidía según pasos
radicales, sentía que podía hacerle frente. Supuestamente en la víspera
de su muerte participó en una demostración de aikido, tres ukes lo
atacaron. Luego de la demostración Sensei tuvo problemas para respirar y
se sintió mal, retornó a su casa a pie y allí murió durante el sueño,
el 24 de enero de 1996.
Su aikido, aunque fugaz, tuvo una gran influencia en muchos maestros
destacables del presente, y en la imagen actual del arte marcial. El fue
uno de los pilares del aikido moderno, aunque no fuera universalmente
reconocido así. Sus logros son considerablemente más grandes que su
popularidad.
Aunque no conozcamos al autor, a menudo nos familiaricemos con él a través de su obra y, finalmente, si sus técnicas parecieran imposibles de ser transmitidas a otro…por qué no murieron con él? Porque dejaron una marca permanente en aquellos quienes fueron lo suficientemente afortunados como para entrar en contacto con su arte.
Aunque no conozcamos al autor, a menudo nos familiaricemos con él a través de su obra y, finalmente, si sus técnicas parecieran imposibles de ser transmitidas a otro…por qué no murieron con él? Porque dejaron una marca permanente en aquellos quienes fueron lo suficientemente afortunados como para entrar en contacto con su arte.
Autor: Andrej Bazylko
Traducción: Jieshi Shan
Traducción: Jieshi Shan
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por escribirnos