Les traigo una muy buena entrevista que hizo Daniel Miyagi el 6 de enero de 2010. Confieso que hace algunos meses atrás, no conocía la traectoria de éste gran maestro, pero hoy confieso que me he interesado mucho por su obra... Les invito ésta lectura!
40 años de trayectoria lo convierten en un auténtico testigo de los inicios y la evolución del Aikido en Argentina. Es el más antiguo practicante argentino de este arte marcial y conoce como pocos su ámbito. Lleva consigo una gran pasión por lo que hace. En una extensa charla, tratamos de descubrir las particularidades de esta disciplina que tanto lo han atraído y le siguen atrayendo
El prof. Juan Tolone (6º dan) tiene 65 años de edad, de contextura física delgada, estatura mediana, de apariencia sencilla, afable, siempre sonriente, a simple vista nadie diría que es un reconocido instructor de un arte marcial, pero lo cierto es que sí es muy reconocido en el mundo del Aikido argentino. Es titular de laFundación Aikido Argentina, que en 2009 le ha sido otorgado el certificado oficial como entidad reconocida ante Hombu Dojo (Casa Central en Japón), siendo uno de los pocos en el mundo que han recibido esta certificación y el primer no japonés en Argentina que lo ha logrado.
En 40 años, su sed de conocimiento, lo ha llevado a investigar profundamente los porqués de esta disciplina, que en su momento costaba encontrar por falta de información, o por barreras idiomáticas. Tal es así, que entre otras cosas, ha viajado a Japón varias veces, con el sólo propósito de conocer los orígenes de este arte, desde la profundidad de sus raíces. El resultado de esta búsqueda es que Juan Tolone se ha convertido en una especie de libro abierto del Aikido, versión idioma español, para consultar y aprender todos sus detalles, desde técnica, filosofía, códigos e historia, un valor agregado que sólo el tiempo y la pasión pueden dar.
Inicios
Imaginemos la década del 60. Unos japoneses habían traído a Argentina una disciplina totalmente desconocida para estas tierras, llamado Aikido. Ellos recién estaban dando sus primeros pasos. Incluso eran épocas en que pocos sabían qué era un arte marcial. Bajo este panorama, un joven Tolone comienza a practicar Aikido, sin mayores referencias de lo que estaba haciendo.
Juan Tolone: Nací en Florencio Varela, Pcia de Buenos Aires y a los 3 años me radiqué en un pueblo llamado Castelli, a 200 km. de Bs. As. A los 18 años mi inquietud me llevó a venir a Bs. As., a trabajar. Luego de estabilizarme económicamente, quería hacer una actividad física, porque me gustaban los deportes. Entonces comencé a ir a los clubes. Pasé por unos cuantos, pero el problema era que la mayoría de los deportes de conjunto ya tenían un grupo formado y por eso no lograba interrelacionarme bien, y al ser yo del interior, más costaba.
En el trabajo, pregunté por algún deporte, y una persona me dijo “¿por qué no hacés un arte marcial? Te recomiendo el Judo”. No sabía qué era, pero me atrajo porque era una actividad física. Un día, fui al gimnasio que me recomendaron. Pregunté por Judo y el encargado me dice “No, hoy no es día de Judo. ¿Por qué no hace Aikido?”. No tenía idea de lo que me estaba proponiendo, pero como mi objetivo era tener una actividad física, recuerdo que pregunté “¿en Aikido se traspira?”. Me dijo “sí y mucho”, “entonces me anoto en Aikido”, dije yo. Así es como llego al Aikido, por un cambio de decisión, ya que había ido para practicar Judo.
Mi profesor fue el primer cinturón negro argentino de Aikido, ya falleció, Osvaldo Pacio, que originalmente había sido alumno de Miyazawa Sensei. Luego cuando Kurata Sensei vino a la Argentina, pasó a ser alumno de él.
Miyazawa Sensei está desde el año’66 en Argentina, Kurata Sensei viene en el ’67 y yo empiezo en el ’69. Ya habían algunos alumnos cuando yo ingresé. Hoy en día no queda nadie en actividad argentino de aquella época, más que yo.
Estuve un tiempo con Osvaldo Pacio, hasta que me derivó a Kurata Sensei, quien luego me pasó a Sakanashi Sensei.
Imaginemos la década del 60. Unos japoneses habían traído a Argentina una disciplina totalmente desconocida para estas tierras, llamado Aikido. Ellos recién estaban dando sus primeros pasos. Incluso eran épocas en que pocos sabían qué era un arte marcial. Bajo este panorama, un joven Tolone comienza a practicar Aikido, sin mayores referencias de lo que estaba haciendo.
Juan Tolone: Nací en Florencio Varela, Pcia de Buenos Aires y a los 3 años me radiqué en un pueblo llamado Castelli, a 200 km. de Bs. As. A los 18 años mi inquietud me llevó a venir a Bs. As., a trabajar. Luego de estabilizarme económicamente, quería hacer una actividad física, porque me gustaban los deportes. Entonces comencé a ir a los clubes. Pasé por unos cuantos, pero el problema era que la mayoría de los deportes de conjunto ya tenían un grupo formado y por eso no lograba interrelacionarme bien, y al ser yo del interior, más costaba.
En el trabajo, pregunté por algún deporte, y una persona me dijo “¿por qué no hacés un arte marcial? Te recomiendo el Judo”. No sabía qué era, pero me atrajo porque era una actividad física. Un día, fui al gimnasio que me recomendaron. Pregunté por Judo y el encargado me dice “No, hoy no es día de Judo. ¿Por qué no hace Aikido?”. No tenía idea de lo que me estaba proponiendo, pero como mi objetivo era tener una actividad física, recuerdo que pregunté “¿en Aikido se traspira?”. Me dijo “sí y mucho”, “entonces me anoto en Aikido”, dije yo. Así es como llego al Aikido, por un cambio de decisión, ya que había ido para practicar Judo.
Mi profesor fue el primer cinturón negro argentino de Aikido, ya falleció, Osvaldo Pacio, que originalmente había sido alumno de Miyazawa Sensei. Luego cuando Kurata Sensei vino a la Argentina, pasó a ser alumno de él.
Miyazawa Sensei está desde el año’66 en Argentina, Kurata Sensei viene en el ’67 y yo empiezo en el ’69. Ya habían algunos alumnos cuando yo ingresé. Hoy en día no queda nadie en actividad argentino de aquella época, más que yo.
Estuve un tiempo con Osvaldo Pacio, hasta que me derivó a Kurata Sensei, quien luego me pasó a Sakanashi Sensei.
No estaba en mis planes hacer Aikido, pero de a poco descubrí que había un mundo detrás de esto, otro significado, y me fui maravillando con eso. Algo que empezó sin sentido, de a poco lo fue tomando.
Bondades del aikido
J. T.: Es un arte marcial sin torneos ni competencias, lo que me generó muchas amistades, buenas relaciones con muchas personas. Fue una de las cosas que más me gustó, aunque en el aikido se puede competir. La competencia está en la superación personal. Pero para lograr que yo mejore, tengo que mejorar al otro. Si yo tengo mi técnica y no la transmito, se muere conmigo y nadie va a poder hacerla más. La vida es eso, no vivimos solos en una isla, todos debemos convivir juntos. Si ayudamos a otro, todo eso vuelve. Por eso, la filosofía que fui encontrando aquí, cambió mucho mi personalidad.
También el aikido me ayudó a tener una vida sana. Mi último resfrío no lo recuerdo, pero seguro fue hace más de 15 años. No he tenido fiebre, no hago ninguna dieta en especial, me gusta el vino, me gusta la buena comida, las disfruto. No tomo medicamentos, sólo cada tanto me hago un chequeo médico.
Bondades del aikido
J. T.: Es un arte marcial sin torneos ni competencias, lo que me generó muchas amistades, buenas relaciones con muchas personas. Fue una de las cosas que más me gustó, aunque en el aikido se puede competir. La competencia está en la superación personal. Pero para lograr que yo mejore, tengo que mejorar al otro. Si yo tengo mi técnica y no la transmito, se muere conmigo y nadie va a poder hacerla más. La vida es eso, no vivimos solos en una isla, todos debemos convivir juntos. Si ayudamos a otro, todo eso vuelve. Por eso, la filosofía que fui encontrando aquí, cambió mucho mi personalidad.
También el aikido me ayudó a tener una vida sana. Mi último resfrío no lo recuerdo, pero seguro fue hace más de 15 años. No he tenido fiebre, no hago ninguna dieta en especial, me gusta el vino, me gusta la buena comida, las disfruto. No tomo medicamentos, sólo cada tanto me hago un chequeo médico.
¿Qué les recomienda a las generaciones jóvenes?
J. T.: Que intenten hacer Aikido y después que decidan si lo toman o lo dejan. Si encuentran algo en él, les va a hacer bien para toda la vida. Lo japonés nos enseña un aspecto diferente de la vida y cómo vivirla. No van a vivir al estilo japonés pero pueden ver una visión diferente. Como mirar la misma cosa desde otro lado. A veces necesitamos de más de una mirada y elegir la que mejor nos va.
Características del aikido argentino
J. T.: Yo siempre digo que Argentina fue bendecida por el destino, porque sólo dos países de América recibieron maestros enviados desde el dojo central de Japón: Estados Unidos y Argentina. Y Argentina tenía dos: Miyazawa Sensei y Kurata Sensei. Nosotros empezamos el Aikido con una fuente casi original. He estudiado un poco de lo que pasó en el resto de los países de América, cómo llegó el Aikido a cada uno de ellos. No hay ningún país que tenga el Aikido tan puro como Estados Unidos y la Argentina. A veces suelo escuchar “qué buenos son los argentinos”, es porque tuvimos una buena escuela, nadie nace, se hace.
J. T.: Que intenten hacer Aikido y después que decidan si lo toman o lo dejan. Si encuentran algo en él, les va a hacer bien para toda la vida. Lo japonés nos enseña un aspecto diferente de la vida y cómo vivirla. No van a vivir al estilo japonés pero pueden ver una visión diferente. Como mirar la misma cosa desde otro lado. A veces necesitamos de más de una mirada y elegir la que mejor nos va.
Características del aikido argentino
J. T.: Yo siempre digo que Argentina fue bendecida por el destino, porque sólo dos países de América recibieron maestros enviados desde el dojo central de Japón: Estados Unidos y Argentina. Y Argentina tenía dos: Miyazawa Sensei y Kurata Sensei. Nosotros empezamos el Aikido con una fuente casi original. He estudiado un poco de lo que pasó en el resto de los países de América, cómo llegó el Aikido a cada uno de ellos. No hay ningún país que tenga el Aikido tan puro como Estados Unidos y la Argentina. A veces suelo escuchar “qué buenos son los argentinos”, es porque tuvimos una buena escuela, nadie nace, se hace.
Yo empecé mi carrera hace cuarenta años, durante 15 años iba todos los días con un solo maestro japonés, yo no me hice solo. A mí no se me ocurrió abrir un dojo y ponerme a enseñar. Yo empecé a dar clases cuando Kurata Sensei me agarró de la oreja y me puso a dar clases. Si hay algo que yo admiro de Kurata Sensei es el ejemplo de vida. Fue, es y será ejemplo de conducta, es un importantísimo referente.
¿Qué es para usted el Aikido?
J. T.: Para mí el Aikido es una expresión corporal. Cuando uno empieza a practicarlo, al principio uno se siente muy torpe, uno no puede hacer ni dos movimientos sostenidos, es como una danza, como un baile, no se puede soltar. Pero con el tiempo, luego de mucho practicar, se suelta, deja de estar mecanizado, y siente una libertad única. Es como si en un espacio chiquitito consiguiera ser libre. Después de la clase la gente no sólo da las gracias sino que son libres y felices.
Hoy en día, uno no puede manejar el auto tranquilo, no puede viajar en colectivo tranquilo, no puede sentarse en un restaurante tranquilo. Hay barreras que no las rompemos por temores. Cada vez hay menos contacto con el otro ser humano. Estamos cada vez más aislados. Cuando usted encuentra un lugar donde puede ser usted, hacer buenas relaciones humanas y siente esa libertad, ¿cómo no va a querer todo eso? Eso es para mí el Aikido. No tiene precio.
Contacto: jtolone@fundacionaikido.org
Web: www.fundacionaikido.org
¿Qué es para usted el Aikido?
J. T.: Para mí el Aikido es una expresión corporal. Cuando uno empieza a practicarlo, al principio uno se siente muy torpe, uno no puede hacer ni dos movimientos sostenidos, es como una danza, como un baile, no se puede soltar. Pero con el tiempo, luego de mucho practicar, se suelta, deja de estar mecanizado, y siente una libertad única. Es como si en un espacio chiquitito consiguiera ser libre. Después de la clase la gente no sólo da las gracias sino que son libres y felices.
Hoy en día, uno no puede manejar el auto tranquilo, no puede viajar en colectivo tranquilo, no puede sentarse en un restaurante tranquilo. Hay barreras que no las rompemos por temores. Cada vez hay menos contacto con el otro ser humano. Estamos cada vez más aislados. Cuando usted encuentra un lugar donde puede ser usted, hacer buenas relaciones humanas y siente esa libertad, ¿cómo no va a querer todo eso? Eso es para mí el Aikido. No tiene precio.
Contacto: jtolone@fundacionaikido.org
Web: www.fundacionaikido.org
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