jueves, 28 de enero de 2010

Enseñanzas de samurai

Hola a todos!

Les remito una escrito que encontré en otro buen blog llamado Tenkan, una forma de vida.

Me gustó mucho la moraleja. Ya tengo días dándole vueltas en mi cabeza y creo que que si éstas líneas pueden tener éste efecto en mi,  tal vez a ustedes les guste también.


"Cerca de Tokyo vivía un gran samurai, ya anciano, del que se decía aún poseía una técnica infalible capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierto día, se hizo eco la noticia de que andaba por el distrito un guerrero conocido por su falta de escrúpulos y mala educación, famoso por sus provocaciones a la hora de combatir. Él utilizaba esta técnica para hacer despertar la rabia en el rival, que se lanzaba con un ataque encolerizado, y así contra-atacar con una fulminante técnica que había entrenado durante varios años gracias a sus extraordinarios reflejos. Se decía que jamás había perdido una batalla. Sabiendo de la fama del anciano samurai, se dirigió al dojo para retarle en un duelo, vencerle, y así lograr aumentar su reputación.

Cuando llegó, a pesar de la negativa de los alumnos, el maestro aceptó el duelo. Ambos permanecieron preparados, en posición, con la mano rozando la empuñadura del sable, cuando el guerrero comenzó a vociferar todo tipo de insultos. Durante horas permaneció lanzando improperios, e incluso mentando a los ancestros del samurai. Inclusó arrojó algunos restos que llevaba encima en su dirección. Sin embargo, el anciano permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiendose exhausto y humillado por tal reacción, el guerrero se retiró cabizbajo.

Los alumnos, desilusionados por que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones sin mediar palabra, le preguntaron:
- Maestro, ¿Cómo pudo soportar esa falta de dignidad? ¿Por qué no usó su espada, aún a sabiendas de poder ser derrotado, en vez de mostrarse cobarde ante su rival?
A lo que el maestro, preguntó respondiendo:
- Si alguien llegara a vosotros con un obsequio que no aceptais, ¿a quién le pertenece finalmente ese regalo?
- Pues... a quién intentó entregarlo. - Respondió uno de los alumnos.
- Lo mismo vale para la envidia, la rabia o los insultos. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo."

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