Hola a todos!
Koichi Tohei |
He encontrado est que me ha gustado muchísimo! Y aunque no creo mucho en los guiones, me parece que es una buena guía, un buen punto de partida para llevar a cabo la difícil misión de aprender y de enseñar el arte del aikido a los demás.
Quiero agraddecer esta información a aikidolibre.blogspot.com
1. El Aikido nos revela el camino de unificación con el Universo. Coordinar cuerpo y espíritu y hacerse uno con la naturaleza misma es el propósito principal del entrenamiento en Aikido.
2. Así como la naturaleza ama y protege todo lo creado y ayuda a todas las cosas a crecer y desarrollarse, asimismo debemos enseñar a todas los estudiantes con sinceridad y sin parcialidad ni discriminación.
3. No existe discordia posible en la verdad absoluta del Universo, pero sí la hay en el campo de la verdad relativa. Contender con otros y vencerles sólo acarreará una victoria relativa. No contender y vencer a pesar de ello es una victoria absoluta. Ganar sólo una victoria relativa lleva más tarde o más temprano a la inevitable derrota. Mientras practica para fortalecerse, aprenda cómo puede evitar luchar. Aprendiendo a derribar a su oponente y gozar de ello y asimismo a ser derribado y también gozar con esto, así como ayudándose mutuamente en el aprendizaje de las técnicas correctas, usted progresará rápidamente.
4. No critique las otras artes marciales. La montaña no desprecia al río porque corre por su cauce, ni el río habla despreciativamente de la montaña porque ésta no puede moverse. Todas las cosas tienen sus propias características y ganan su propia ubicación en la vida. Hable usted mal de los demás y la maledicencia volverá a usted.
5. Las artes marciales comienzan y terminan con reverencias, no sólo en el aspecto exterior, sino también en el corazón y la mente. Respete usted al maestro que le enseñó y no deje de agradecerle en especial al fundador del Aikido, quien enseñó el camino. Aquel que deje de hacerlo no debe asombrarse si sus alumnos no lo respetan.
6. Manténgase alejado del falso orgullo. Este no sólo detiene su progreso sino que le hará retrogradar en el camino. La naturaleza es ilimitada; sus principios son profundos. ¿De dónde proviene el falso orgullo? Proviene del pensamiento superficial y un compromiso de pacotilla con sus ideales.
7. Cultive la calma espiritual que proviene de incorporar nuestro cuerpo al Universo manteniendo fijo el punto Uno del abdomen inferior. Usted debe saber que la estrechez de miras es vergonzosa. No discuta con los demás simplemente para defender sus propios puntos de vista. La razón es la razón, el error es siempre una equivocación. Juzgue con calma lo cierto y lo erróneo. Si usted se convence de haberse equivocado, acéptelo como un hombre y discúlpese. Si encuentra una persona superior a usted, acepte con cariño sus enseñanzas. Si un hombre está equivocado, explíquele calmosamente la verdad esforzándose por hacérsela comprender.
8. Un gusano de una pulgada de largo tiene un espíritu de ese tamaño. Por tanto, no desprecie a nadie ni hiera su auto respeto. Trate con respeto a cualquier hombre y él le respetará también. Búrlese de él y él a su vez se burlará de usted. Respete su personalidad y escuche sus puntos de vistay le seguirá alegremente.
9. No se enfade con facilidad. Enfadarse muestra que usted ha perdido el punto Uno del abdomen inferior, su mente no se halla ya allí. En el Aikido la ira es algo vergonzoso. No se encolerice por su propia cuenta. Sólo debe encolerizarse al defender los derechos de la naturaleza o su patria en peligro. Concéntrese en el punto Uno y encolerícese con todo su cuerpo. Debe usted saber que quien se encoleriza fácilmente pierde valor en los momentos importantes.
10. No ahorre esfuerzos para enseñar a sus alumnos. Usted progresa conjuntamente con sus alumnos. No sea impaciente cuando está enseñando; nadie puede aprender todo perfectamente al mismo tiempo. La perseverancia es importante en la enseñanza, como lo son la paciencia, bondad y la capacidad de colocarse en el lugar de sus propios alumnos.
11. No sea un instructor altivo. Los alumnos aumentan sus conocimientos mientras obedecen al maestro. Es una de las características del entrenamiento en Ki que el maestro también progresa enseñando a sus alumnos. La enseñanza requiere una atmósfera de mutuo respeto entre estudiante y maestro. Cuando usted contempla a un hombre altivo ve un pensador superficial.
12. Al practicar no exhiba su fortaleza sin una razón valedera para no despertar resistencias en la mente de los circunstantes. No discuta acerca de la fortaleza propia o ajena; enseñe correctamente las cosas. Las palabras por sí solas no bastan para explicar adecuadamente. Algunas veces es posible explicar con mayor efectividad permitiendo al alumno derribarnos. No detenga el movimiento del alumno a mitad del camino o el Ki de él, pues esto le provocará malos hábitos. Esfuércese siempre, con palabras y hechos, en inculcarle el Ki correcto y el arte del Aikido.
13. Todos sus actos deben efectuarse con plena convicción. Si estudiamos cuidadosamente el principio del Universo y lo practicamos de igual manera, él nos protegerá. Nada debemos temer sin dudar siquiera. La verdadera convicción proviene de la creencia de hallarnos incorporados al Universo. Debemos tener el coraje de decir como Confucio: Si mi conciencia está tranquila puede enfrentar a un ejército de diez mil hombres.
2. Así como la naturaleza ama y protege todo lo creado y ayuda a todas las cosas a crecer y desarrollarse, asimismo debemos enseñar a todas los estudiantes con sinceridad y sin parcialidad ni discriminación.
3. No existe discordia posible en la verdad absoluta del Universo, pero sí la hay en el campo de la verdad relativa. Contender con otros y vencerles sólo acarreará una victoria relativa. No contender y vencer a pesar de ello es una victoria absoluta. Ganar sólo una victoria relativa lleva más tarde o más temprano a la inevitable derrota. Mientras practica para fortalecerse, aprenda cómo puede evitar luchar. Aprendiendo a derribar a su oponente y gozar de ello y asimismo a ser derribado y también gozar con esto, así como ayudándose mutuamente en el aprendizaje de las técnicas correctas, usted progresará rápidamente.
4. No critique las otras artes marciales. La montaña no desprecia al río porque corre por su cauce, ni el río habla despreciativamente de la montaña porque ésta no puede moverse. Todas las cosas tienen sus propias características y ganan su propia ubicación en la vida. Hable usted mal de los demás y la maledicencia volverá a usted.
5. Las artes marciales comienzan y terminan con reverencias, no sólo en el aspecto exterior, sino también en el corazón y la mente. Respete usted al maestro que le enseñó y no deje de agradecerle en especial al fundador del Aikido, quien enseñó el camino. Aquel que deje de hacerlo no debe asombrarse si sus alumnos no lo respetan.
6. Manténgase alejado del falso orgullo. Este no sólo detiene su progreso sino que le hará retrogradar en el camino. La naturaleza es ilimitada; sus principios son profundos. ¿De dónde proviene el falso orgullo? Proviene del pensamiento superficial y un compromiso de pacotilla con sus ideales.
7. Cultive la calma espiritual que proviene de incorporar nuestro cuerpo al Universo manteniendo fijo el punto Uno del abdomen inferior. Usted debe saber que la estrechez de miras es vergonzosa. No discuta con los demás simplemente para defender sus propios puntos de vista. La razón es la razón, el error es siempre una equivocación. Juzgue con calma lo cierto y lo erróneo. Si usted se convence de haberse equivocado, acéptelo como un hombre y discúlpese. Si encuentra una persona superior a usted, acepte con cariño sus enseñanzas. Si un hombre está equivocado, explíquele calmosamente la verdad esforzándose por hacérsela comprender.
8. Un gusano de una pulgada de largo tiene un espíritu de ese tamaño. Por tanto, no desprecie a nadie ni hiera su auto respeto. Trate con respeto a cualquier hombre y él le respetará también. Búrlese de él y él a su vez se burlará de usted. Respete su personalidad y escuche sus puntos de vistay le seguirá alegremente.
9. No se enfade con facilidad. Enfadarse muestra que usted ha perdido el punto Uno del abdomen inferior, su mente no se halla ya allí. En el Aikido la ira es algo vergonzoso. No se encolerice por su propia cuenta. Sólo debe encolerizarse al defender los derechos de la naturaleza o su patria en peligro. Concéntrese en el punto Uno y encolerícese con todo su cuerpo. Debe usted saber que quien se encoleriza fácilmente pierde valor en los momentos importantes.
10. No ahorre esfuerzos para enseñar a sus alumnos. Usted progresa conjuntamente con sus alumnos. No sea impaciente cuando está enseñando; nadie puede aprender todo perfectamente al mismo tiempo. La perseverancia es importante en la enseñanza, como lo son la paciencia, bondad y la capacidad de colocarse en el lugar de sus propios alumnos.
11. No sea un instructor altivo. Los alumnos aumentan sus conocimientos mientras obedecen al maestro. Es una de las características del entrenamiento en Ki que el maestro también progresa enseñando a sus alumnos. La enseñanza requiere una atmósfera de mutuo respeto entre estudiante y maestro. Cuando usted contempla a un hombre altivo ve un pensador superficial.
12. Al practicar no exhiba su fortaleza sin una razón valedera para no despertar resistencias en la mente de los circunstantes. No discuta acerca de la fortaleza propia o ajena; enseñe correctamente las cosas. Las palabras por sí solas no bastan para explicar adecuadamente. Algunas veces es posible explicar con mayor efectividad permitiendo al alumno derribarnos. No detenga el movimiento del alumno a mitad del camino o el Ki de él, pues esto le provocará malos hábitos. Esfuércese siempre, con palabras y hechos, en inculcarle el Ki correcto y el arte del Aikido.
13. Todos sus actos deben efectuarse con plena convicción. Si estudiamos cuidadosamente el principio del Universo y lo practicamos de igual manera, él nos protegerá. Nada debemos temer sin dudar siquiera. La verdadera convicción proviene de la creencia de hallarnos incorporados al Universo. Debemos tener el coraje de decir como Confucio: Si mi conciencia está tranquila puede enfrentar a un ejército de diez mil hombres.
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