Hola a todos!
La semana pasada pasé por musubiaikidogranada.blogspot.com y me traito esta breve pero contundente anécdota con el maestro Endo que hoy comparto con todos ustedes.
Me voy a permitir la licencia, al copiar este texto de Deshimaru
comentando una obra de Dogen, de cambiar la expresión "El monje zen",
cada vez que aparezca, por la expresión "el practicante de Aikido".
La mente y la actitud del practicante de Aikido debería ser igual al del practicante de zazen.
Una vez hace años tuve la oportunidad de compartir, al finalizar un seminario de yudanshas con Endo sensei en Frankfurt, una cena fantástica donde el maestro bastante relajado intercambiaba interesantes conversaciones con el resto de personas.
No logro recordar el nombre de quién fue la persona que le comentó al maestro la siguiente cuestión:
- sensei, desde hace algún tiempo, estoy practicando zazen, y siento que me ayuda a entender mejor su Aikido.
A lo que el sensei contestó con su característico gesto de afirmación acompañado de su muy típico sonido gutural.
-Sensei, ¿usted medita? Entonces el Sensei la mira fijamente (ya que era una avanzada practicante de Aikido), y tras varios segundo de silencio, el maestro empieza a hacer un sutil y muy característico también, gesto de asentimiento y le dice: Sí.....cada vez que practico Aikido.
Me gustaría acompañar esta experiencia de el texto de Deshimaru que os comentaba al principio, donde queda expresado perfectamente la actitud mental y corporal del Aikidoka, y que el maestro creo que expresó perfectamente en esta conversación y en su práctica marcial.
"El practicante de Aikido (El monje zen) es como la nube en el agua. No se apega al fracaso ni al éxito. Como no cae en la ilusión, su vida es serena. Sin miedo ni ansiedad, avanza libre como el viento.
El practicante de Aikido (el monje zen) se sumerge en el río, en la tempestad, en las dificultades que encuentra. El cuerpo, precediendo al pensamiento, le hace actuar con rapidez. Sin apego, sin dejar huella, sigue verdaderamente el orden cósmico, moviéndose con la corriente de la vida. Ésta es la verdadera libertad.
Fluye como lo hace el agua de un río, siempre renovándose, siempre fresca. Como la nube en el cielo, es empujado por el viento. "
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