Hola a todos!
Desde hace mucho tiempo siento que mi práctica no es la misma. He visto reducidos mis logros sobre el tatami y mi ejecución de la técnica no es la que deseo, pero por qué? La primera respuesta seria que se me viene a la cabeza es inevitablemente la disminución de mis horas de entrenamiento y esto es debedo a mis clases de inglés, una meta que no puede esperar más.
Esa respuesta estaba bien hasta que en alguna tertulia con amigos aikidokas, me afirmaron que no era solo yo quien ha sentido que su aprendizaje ahora es más lento en comparación a ciclos pasados...
Volví a creer en una de las razones por las que inicié KOKYU-DOSA y es la universalidad de los problemas de nuestra práctica... Con algunos matices a todos nos sucede los mismo.
Hace algunos meses le pregunté a mi sensei que si alguna vez en la vida uno esta contento con su técnica. (Se lo pregunté a él que ya va a cumplir 40 años de práctica ininterrumpida) Su respuesta me dejó muy pensativo entre una sonrisa complice me dijo que con mucho tiempo de práctica la técnica salía bastante bien, pero siempre habían detalles que mejorar, cosas que agregar, cosas que quitar... detalles que hacen la diferencia.
Ayer mientras escuchaba a un instructor de yoga que hablaba a su clase, se refería que el entrenamiento tenía tres etapas seguún él y aquí voy a tratar de parafrasearlo lo mejor que yo pueda. El decía que la primera, es aquella en la que se realizaban las posiciones sin saber por qué o para qué, pero se hacen y ya, la segunda etapa comienza cuando ya has aprendido un poco, y empiezas conciente o inconcientemente a adoptar una forma y empiezas a pasar de un bosquejo a construir lo que será luego de algún tiempo la técnica en si; Luego la no forma, después que has aprendido la técnica y vas camino al perfeccionamiento... y saben qué? me dije a mi mismo, eso! eso es lo que le pasa a mi práctica. He adquirido una forma queriendo o sin querer, aprendida de aquí y de allá he tomado referencias de cosas que me parecen útiles y he desechado otras por no sentirme capaz de ejecutarlas o por no entenderlas y me he vuelto más detallista en busca de la eficiencia de la técnica, pero sobre todo me exijo más ahora...
Estaas palabras me vienen dadndo vueltas. Solo hay un camino al parecer, para zanjar la brecha que siempre existirá entre el Aikido que tenemos y el que queremos: la práctica constante es la única respuesta existente, el único camino. Entregar lo mejor de cada uno y no renunciar a corregir los detalles y es allí donde estrba la diferencia entre ser mejor y ser uno más ser mejor y renunciar al placer de entrenar, de aprender y avanzar en el camino.
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