El Aikido es un arte marcial destinado a saber defenderte en caso de ataque y, por ello, se hace difícil concebir esta disciplina dentro del marco de una competición. Un Gran Maestro francés, Christian Tissier, estuvo en Pamplona para impartir un curso internacional y analizar la situación.
Pamplona. El pasado sábado 11 de diciembre llegó a Pamplona Christian Tissier (7º Dan Shihan), un Gran Maestro francés de Aikido. Llegó con motivo de la celebración de un curso internacional que él mismo impartía. Tissier hizo un recorrido sobre el viaje que comenzó en esta disciplina hace casi 50 años.
¿Qué es para usted el Aikido?
Creo que el Aikido se puede entender más como un sistema de educación. Es un método que integra una serie de principios en términos de comunicación, de intercambio y de respeto de la integridad. Es la búsqueda de un gesto puro a pesar de que un adversario está frente a ti para desestabilizarte.
Usted empezó en 1962. ¿Cómo ha evolucionado este deporte hasta la actualidad? ¿Ha cambiado mucho?
Sí. La técnica ha evolucionado porque la gente también evoluciona. Y es que no se puede concebir una actividad física que no mejore con el tiempo. En el Aikido también se han producido algunos cambios más allá de la técnica, que incluyen también la relación existente entre los dos protagonistas.
Se marchó a Japón para aprender con los mejores maestros. En teoría se marchó para estar 6 meses y estuvo 7 años. ¿Qué le aportó personalmente su estancia allí?
Al viajar no sabía lo que me iba a encontrar allí, pero me imaginaba que habría maestros excepcionales de los que aprender. Y efectivamente allí estaban. Cuando llegué tenía 18 años, era un adolescente, y toda mi juventud fue japonesa: la cultura, la forma de relacionarme con las personas… Fue un cambio muy importante y cuando el entorno con el que me relacioné allí hablan de mí dicen que soy como un japonés. Eso sí, no he perdido mi identidad occidental.
En ese tiempo, ¿de qué vivía?
Cuando llegué vivía de poca cosa. Me tomaba una sopa por la mañana y era para todo el día (sonríe). Tenía un diploma de maestro de escuela y quería dar clases de francés, pero con 18 años la cosa no resultaba muy creíble. Al final, se dio la oportunidad de que el Liceo Francés de Japón necesitaba un profesor de francés para los niños de su escuela japonesa y comencé a dar clases de ese idioma a las mañanas durante cuatro horas. Cuando acabé esta misión, y como ya tenía un pie en el sistema, pasé a ocupar plaza de profesor titular en el Instituto Franco-Japonés de Tokio.
¿Cómo se vive allí el Aikido?
El Aikido es una actividad un tanto peculiar dentro de las artes marciales. Atrae a una vanguardia más intelectual que otras artes marciales. Hace poco estuve allí y volví a ver a las mismas personas que se ejercitaban conmigo en mi juventud y que eran mayores que yo. No van sólo por realizar una actividad física beneficiosa para su salud, sino también por el hecho de pertenecer a un grupo.
¿Vio que era necesario ese viaje para conseguir sus objetivos dentro de este deporte?
Hay que situar esta decisión en el contexto de 1968 en Europa. Todos los jóvenes querían marcharse y emanciparse. Yo en aquel tiempo practicaba Aikido y pensaba que si me iba a Japón durante seis meses me iba a convertir forzosamente en el mejor del mundo.
¿Un occidental puede entender completamente la cultura y costumbres de estos países?
Comprender la cultura y las costumbres de una manera intelectual, por supuesto. Vivirlas ya es más difícil. La cultura japonesa es muy compleja, muy antigua y, en algunos aspectos, incluso nos puede parecer arcaica.
Sabemos que los "dan" son los grados que se van alcanzando en las artes marciales, pero, ¿qué significa en Aikido ser "shihan"?
Tener rango de
shihan es como ser catedrático, es el título más alto dentro de la enseñanza del Aikido.
Este deporte rechaza la competición. ¿Por qué?
En primer lugar el Aikido es un sistema o una disciplina de defensa. El que lo practica no hace más que defenderse, entonces es difícil elaborar algo que se parezca a una competición con un atacante y un defensor como hacen otras artes marciales.
Usted ha sido pionero de este deporte en Francia. ¿Cuál cree que es la situación actual del Aikido en Francia? ¿Y en España?
Bueno, soy pionero dentro de lo que cabe, porque antes que yo hubo otros muchos maestros. Dentro de lo que es el Aikido, Francia es, junto a Japón, el país más importante en relación al número de practicantes. Y hay razones para ello. Los japoneses que venían a Europa desembarcaban en Marsella debido a la idea que tenían sobre Francia como un país céntrico. En lo que respecta a España no tengo una visión global de lo que es el Aikido. Lo que conozco desde hace años es un grupo de personas especialmente interesadas por el tipo de trabajo que propongo.
Usted ha viajado por muchos países impartiendo cursos. ¿Qué lugar le ha gustado más?
Para la práctica del Aikido me gusta ir a la zona de los países nórdicos (Suecia, Finlandia, Polonia o Rusia). Son gente muy comprometida y que trabaja mucho. Eso sí, no me gustaría vivir allí porque hace mucho frío.
¿Había estado antes en Navarra? ¿Conoce usted algo?
Ya había estado en Navarra, sí. Conozco las grandes especialidades culinarias o los encierros de Pamplona, que los he visto en la televisión.
¿Cuál es el objetivo del curso que imparte aquí?
En este momento todavía no sé lo que vamos a hacer en estas jornadas, depende mucho del tipo de público que asista. Lo que sí quiero conseguir, bien por la práctica o bien por las explicaciones, es dar a los asistentes una perspectiva y unos puntos de referencia sobre la disciplina.
¿Qué cree usted que necesita el Aikido navarro para crecer más rápido?
Creo que lo que puede necesitar el Aikido en España, en general, es poco a poco ir integrando lo que es una lógica de trabajo diario. Evidentemente se puede hablar del Ki o del Kokyu, pero en un momento dado hay que ver qué lógica interna encierra la técnica y cómo dentro de una técnica se va pasando de un punto a otro para que ésta vaya ganando en precisión.
Tisser en francés significa tejer. Su apellido tiene una raíz muy parecida. ¿Usted cree que un buen maestro debe saber manejar muy bien los hilos para "confeccionar" buenos alumnos?
Efectivamente, mi apellido seguramente me viene de algún antepasado que fue tejedor y la idea de tejer y de manejar hilos para trenzar algo más consistente es algo muy importante. Dentro del Aikido y en lo que atañe a la relación del alumno con el Maestro se podría entender esto como el tejer un lazo, algo que va ir perdurando en el tiempo, de la misma manera que yo hoy en día soy abuelo y estoy tejiendo lazos con mi nieto. Entre aikidokas es importante el poder entrelazar esa relación.
¿Por qué recomendaría usted practicar Aikido? ¿Qué cree usted que este deporte puede aportar a la formación del ser humano?
Porque es fantástico. Pero de la misma manera podría recomendar otras cosas. Podría recomendar por ejemplo la pintura, el esquí o el tenis. El Aikido no es un juego, es una disciplina. Es una manera de conducirse que necesita inscribirse en el día a día. Y si no practicas a diario no puedes llegar. Este deporte se define en términos de búsqueda o de investigación, en el que la herramienta es el cuerpo. En definitiva, podría recomendar el aikido porque creo que es una actividad que ayudará a desarrollar todo lo que concurre en lo humano.