lunes, 29 de octubre de 2012

La visita de Ando Shihan, por Fernando Martínez Sensei

Hola a todos!
Hace algunos días, hablé con el Sensei Fernando Martínez de Aikido Yoshinkan de Argentina, a quien de nuevo le pedí que colaborara con KOKYU-DOSA y por supuesto, la respuesta fue positiva; el sensei siempre con su disposición infinita nos ayudó y escribió unas líneas maravillosas que debo decir, me golpearon el entendimiento, me llevaron a la reflexión del acto de entrenar y de tener un maestro... 

Los invito a seguir leyendo y a hacer suyos por un instante esta cantidad de conceptos realmente maravillosos.

Mil gracias al Sensei Fernando Martínez... copio textualemente el material que me envió

 
Shihan Ando & Sensei Fernando Martínez
"En Setiembre pasado he tenido, una vez más, la inmensa alegría de poder pasar un tiempo viviendo con mi Maestro, Ando Tsuneo Shihan.

La distancia juega  un rol importante en mi aprendizaje. El saber que no me resulta materialmente fácil generar momentos donde pueda disfrutar de su presencia física, me hace valorar y aprovechar al máximo cada segundo  junto a él. Luego, quedan muchas cosas para trabajar.

Intentaré aquí, transmitir mis propias experiencias acerca de la relación Maestro –Discípulo (tan malentendida muchas veces)  y cómo vivo la manera que Ando Sensei  tiene de transmitir.
Sé que esas formas son las que él aprendió de Gozo Shioda Kancho, y sospecho que también son las que este último recibió de Ueshiba Kaiso.

En primer lugar, por tratarse aquí de un arte japonés como el Aikido, deberíamos considerar las diferencias generales que aparecen entre oriente y occidente respecto de la transmisión del conocimiento.

Cuando de un DO se trata (un arte que implica un modo de vida), el Maestro es realmente Maestro en tanto conozca y domine ciertas cosas vinculadas con su propio espíritu y la veracidad de esa maestría dependerá de la profundidad de ese dominio. 
           
Con esta premisa (nada más ni nada menos) el Maestro está en condiciones de comunicar a su discípulo lo único que puede comunicarle: su propia existencia y modo de vivir.
 
El Maestro no busca al alumno. Este viene y se va por su propia voluntad. Lo que mueve al estudiante, es el profundo deseo de obtener algo que su Maestro tiene y que él busca, muchas veces sin saber cómo ni para qué.

La única fuente de la que se nutre la autoridad del Maestro es la experiencia auténtica. Aikido no se comprende si el entendimiento intelectual no va cediendo  su espacio a la voluntad. Esa fuerza es necesaria para la transformación del carácter, que es condición de posibilidad sine qua non para aprenderlo. El conocimiento meramente intelectual no exige esa transformación de la propia existencia, esencial para cualquier Budoka. 
 
Estar junto al Maestro implica intentar leer sus pensamientos y necesidades todo el tiempo, y anticiparse a dar una respuesta correcta, espontánea y sin demoras antes de que él necesite pedir algo.  Eso implica, por ejemplo, cargar sus cosas, preparar su comida cuando notamos que tiene hambre, su baño si nos damos cuenta de que desea tomarlo y abrir las puertas a su paso, un segundo antes de que él pueda posar su mano en el picaporte.

No hay mejor entrenamiento que este para desarrollar Zanshin (espíritu alerta) y sen no sen (anticipar los movimientos del atacante). Nada tiene que ver esta metodología con una especie de servidumbre del discípulo, tal como suele interpretarse en occidente.

Estos trabajos colocan la consciencia fuera de las propias necesidades, entrenándonos para ver qué le pasa al otro.  Si ese otro es nuestro Maestro, tanto mejor, ya que puedo de algún modo expresar mi gratitud.

Con el tiempo y la práctica, se establece una comunicación muy profunda: I Shin den Shin – de corazón a corazón – sin artificios ni interferencias.

Ese es el modo de asir la médula del Maestro. Observarlo todo el tiempo y aprender. Esta forma de entrenamiento es terriblemente dura y exigente. Requiere de mucha fortaleza física y espiritual. Nunca podremos ser maestro sin volvernos antes realmente discípulos: Mushotoku – sin búsqueda de provecho personal ni intenciones secretas.
 

Aikido, desde el punto de vista del combate, es principalmente dominio del tiempo y el espacio. Eso se practica al ejecutar las técnicas, pero también durante es servicio al Dojo y al Maestro. El momento y la distancia.

Aikido es actuar cuando hay que actuar y esperar cuando hay que esperar. Hablar cuando es necesario y callar si es el momento del silencio. Saber acercarse y también comprender cuándo tomar distancia.
Ese es el Aikido de O Sensei y de Gozo Shioda Kancho. Un tesoro que debemos conservar y transmitir con alegría y respeto a las generaciones futuras."

2 comentarios:

  1. Gracias por publicarlo! Saludos ordiales para José Moreno, siempre tan generoso con nosotros.
    Yoshinkan Aikido Ryu - Gin Ryu Kan - Argentina

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  2. Excelente reflexión Sensei y amigo; espero pueda ayudar a los otros a encontrar su Do como me ayuda a mi volver al camino. No tengo duda que estás en la senda correcta, lo experimenté directamente en mi persona: físicamente como espiritualmente. Gracias Ando sensei por enseñar tan bién el Budo a nuestro amigo y maestro, y gracias a Fernando por ser tan buen alumno como maestro, tan buen aprendiz absorbente como instructor dedicado pero sobretodo por ser tan buen amigo!!!

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